Irún es una bonita
localidad española tan en la frontera que son las márgenes del río
Bidasoa las que determinan si se está en España o en Francia país al que
se entra por Hendaya, localidad en la otra orilla del río. Con sus mas de 60
mil habitantes es la segunda ciudad más importante y poblada de Guipúzcoa
después de la capital, San Sebastián.
En el puente sobre
el río Bidasoa, específicamente del lado de Irún se localiza el inicio del
Camino del Norte, ese teórico kilómetro cero que recorrerá unos 880 km a través
de Guipúzcoa, Bizkaia, Cantabria, Asturias antes de entrar en Galicia para
llegar a Santiago de Compostela. Este trayecto era mi meta inicial. Paré en
Bilbao con la decisión de retomarlo desde ese mismo lugar en un futuro próximo.
Tras hacer el
viaje en Tren desde Madrid en el media distancia de Renfe, pues es el único que
posee espacio para 3 bicis (previo pago de su billete), llego a Irún y acto
seguido voy en busca del albergue, registrarme, sellar la credencial y dar una
vuelta por la ciudad. Ya en el albergue había decenas de personas que, tanto a
pié como en bici, estaban por iniciar su andadura. Incluso algunos
ya venían en marcha desde otros puntos geográficos. Como siempre,
diversidad de nacionalidades, de personas, de historias. Todas con un lenguaje
común, el de la aventura del Camino de Santiago. Una chica italiana de
profesión Payaso que va haciendo actuaciones en pueblos o ciudades para sacar
dinero y proseguir su peregrinaje, un alemán que trabaja por temporadas en
hoteles para luego tomar su bici y recorrerse mas de 18 mil km anuales, dos
franceses en bici con la peculiaridad de que uno de ellos va semiacostado
pedaleando. Son algunos de los personajes del primer albergue.
Ya ubicado en el
albergue, me voy con un peregrino de nombre Jose a dar un paseo por los
alrededores. Jose, proveniente de Madrid, comenzaba al día siguiente su camino a
pie hasta Santiago. Durante el paseo junto al río por una cuidada caminaría
con carril bici tropiezo con una instalación de esas que nunca falta en España:
un campo de futbol. No tendría mayor trascendencia de no ser por recordar al momento
que allí, en ese campo, se inició la eliminación del Real Madrid de la Copa del
Rey 2009. El Real Unión Club de Irún, un modesto equipo de 2°B le gana 3-2 en
Irún y luego les elimina en el Bernabéu a pesar de perder allí 4-3.
A unos pasos de
allí veo en el río una manada de patos y entre ellos un precioso cisne negro de
pico rojo navegando con glamour hasta que algo lo altera y comienza a graznar
estirando su cuello a mas no poder, como si estuviera poseído. Nunca había
visto a un cisne en ese estado. Retomamos el camino al albergue pasando por un
supermercado a fin de comprar provisiones para la cena tempranera ya que a las
22:00 horas apagan las luces del albergue y todos a dormir.
Dia 1:
Irún – Zumaia (63 km):
A las 06:30 suena
música y se encienden las luces del albergue si bien hace un rato ya se
escuchaba movimiento sigiloso de algunos peregrinos recogiendo sus bártulos y preparándose
para salir. A diferencia de oros albergues, este mantenía la puerta cerrada
desde las 22:00 de anoche hasta las 06:30 de hoy ya que está en el primer piso
de un edificio de viviendas y por lo tanto es parte de la normativa de la comunidad
para que pueda funcionar allí el albergue. En torno a la rectangular mesa del
salón comenzamos a pasar todos para tomar una café o chocolate caliente
acompañado de alguna tostada, galletas o magdalenas como primera carga de
energía y ánimos para la dura jornada que inicio a las 08:00 yendo al puente
sobre el rio Bidasoa a tomar la foto “de rigor”.
Dura será la
jornada independientemente de si se va a pié o en bici ya que a poco de iniciar
recorrido comienza un bonito ascenso hacia la ermita de Santiago. A partir de
ahí sigo por el camino asfaltado que sube al Santuario La Guadalupe durante 3
km y una pendiente media entre 8 y 10% constante. Primer trabajo importante
para las piernas apenas empezando el recorrido. En el santuario apenas
van 7 km de camino. Tras un respiro en los alrededores
del santuario, coincidiendo con algunos de los peregrinos que estaban en el albergue
reemprendo la marcha por una pista forestal que bordeará la ladera del Monte
Jaizkibel durante 10 km. Es la ruta “suave” aconsejada por los textos y pro las
rutas de otros bicigrinos que consulté.
En ese primer
tramo suave encuentro a Jose y a su acompañantes en manea conversación y a paso
relajado aunque pendientes del suelo y las piedras sueltas. Al saludarles y
pasar en la bici me comentan que no parece ser el mejor sendero para ir con mi
compañera de 2 ruedas. Y esó que aún estaba en el tramo en el que podía pedalear
mas o menos bien.
Lo de suave es un
decir ya que aproximadamente a unos 2 km tengo que proseguir el camino
empujando la bici (y sus 12 kg) ya que es poco ciclable, más aún con la carga.
Un sendero lleno de protuberancias rocosas, mucha piedra suelta, surcos,
huecos, etc que hacen tortuoso ese tramo sobre la bici. Un comentario que había
leído sobre este tramo de la etapa decía que es el lugar para comprobar que la
mecánica de la bici está bien ajustada así como el equpaje. Y resultó ser
cierto. Al paso por los pedruscos y surcos todo salta, todo vibra, todo se
mueve, hasta los tornillos del reloj. Sin embargo ver mar de nubes o luego
entrar en senderos boscosos sin mas ruido que el que yo mismo voy haciendo recompensa
en parte el esfuerzo. “Seguro pronto mejorará el camino” es la letra que mas
pasa por la mente para mantener el ánimo arriba. A fin de cuentas no hay prisa
y trato de disfrutar de la bonita naturaleza.
Unos 2 o 3 km mas
adelante se vuelve mas “ciclable” dentro del bosque y en un trayecto que
comienza a descender hacia la población de Pasajes de San Juan encuentro a habitantes
de localidades cercanas, bien Pasajes o bien San Sebastián, que estaban de
paseo familiar con sus bicis. Padres y peques aprovechaban un hilillo de agua
natural de un manantial para recargar su bidones. Al verlo, aprovecho de hacer
lo mismo con los míos y tomar un respiro pues la humedad en el bosque estaba
siendo elevada y, por consiguiente, altos niveles de transpiración que
requieren mantenerse muy hidratado.
Así como las
pendientes de ascenso hasta la ladera del Jaizkibel eran pronunciadas, el
descenso final hacia la localidad de Pasajes también lo es. Parte del tramo por
la pista y otra parte por camino a ratos asfalto, a ratos hormigón rústico que
permita adherencia de las ruedas aparte de la precaución de ir frenando por un
camino con muchas curvas. Se comienza a ver la bahía aunque a respetable altura
para la relativa poca distancia que falta para llegar a ella. Es presagio de
fuerte pendiente o de ¡¡¡escaleras!!! Asi
que pie a tierra y a completar el descenso de mas de 100 escalones frenando la
bici.
En un saliente –
mirador para un momento a contemplar las vistas y un amable señor me explica a
mi y a 2 peregrinas de a pié las opciones de proseguir el camino. A los de a
pié se les indica una vía y a los de bici otra ya que es un trayecto poco apto
para las bicis, más aún con carga. En ambos casos hay que tomar un bote que por
1,20 euros/pasajero lleva a todos al otro lado de la bahía. La bici también
pagaba su pasaje (0,60 euros).
Siguiendo las indicaciones del informante, una vez atravesada la bahía sigo la carretera del puerto camino de la N-1 en dirección a San Sebastián. Cierto es que había volumen de tráfico habida cuenta de que era sábado, haciendo un día estupendo y muchas personas iban a San Sebastián a pasar el día caminando por el paseo marítimo, o a la playa, o a comer.
A San Sebastián
entro alrededor de las 130:00 horas por la zona de la playa La Zurriola y
comienzo a ver escenas de muchas personas caminado por las aceras con sus
sillas, cavas, paraguas y/o toallas camino de las playas. Tomo el carril bici y
es impresionante el movimiento que hay en la ciudad por lo que hay que ir con precaución
y tranquilidad. Paso frente al Palacio de Congresos Kursaal, habitual sede del
Festival de Cine de San Sebastian y prosigo por el paseo marítimo bordeando el
Monte Urgull hasta llegar al puerto y la playa La Concha. Utilizo un amplio
elevador, junto a dos ciclistas urbanitas, para descender y poder recorrer la
playa por el carril bici buscando lugar para comer. Finalmente lo hago junto a
una especie de mercadillo en una de las bocacalles al final de la playa
Ondarreta.
Tras un breve
descanso y viendo la hora, las 15:00, opto por continuar ya que aún tenía mas
de 30 km por delante confiando que fuese mas leve que lo vivido en la mañana.
Sin embargo, el inicio tiene preparada otra sesión de fuerte ascenso via Monte
Igueldo con pendientes de mas del 10% durante casi 2 km pero que en la cima
recompensa con preciosas vistas y también con la generosidad de algún(os)
vecino(s) del barrio de Txulotxo que tienen habilitada una mesa para sellar
credenciales y tomar un poco de agua luego del esfuerzo de la subida. Y rematan
con una hoja en la que indican “no dejar donativos”. Que detallazo.
A partir de esa
para técnica, un precioso camino por pistas en buen estado en medio de la
naturaleza y cerca de la costa hasta enlazar con una carretera que llevará hasta
Zarautz donde nuevamente se vive un ambiente bastante parecido al de San
Sebastián. Las señales me llevan hasta la playa donde una jarra de cerveza fría
ayuda a mitigar el calor y tomar aire para el tramo final hasta Zumaia.
Refrescado
emprendo nuevamente la marcha por la N-634 hasta Zumaia pasando por la
localidad de Getaria, trayecto sin mayores complicaciones. En la entrada se
localiza una oficina de información donde me indican como llegar al albergue,
un antiguo convento de monjas de clausura que tiene amplios espacios para
hospedar a los peregrinos así como una huerta donde se apreciaban auyamas de
gran tamaño, y frutas como kiwi aun en crecimiento. Lugar muy céntrico y
recomendable. Una refrescante ducha y un recorrido por el pueblo que estaba de
fiesta y había grupos musicales de diversos estilos en las calles para amenizar
la tarde y la noche.
Q paisajes, me encantan! Y q decirte de San Sebastián, esta ciudad me tiene enamorada. Q fuerza en las patas, esas cuestas no las sube todo el mundo!
ResponderEliminarSiento que estoy haciendo el recorrido, es como si me llevaras...
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