Dia 3: Guernica
– Bilbao (35 km):
A las 07:00 horas
ya no puedo dormir más. Luego de la tormenta de la madrugada conseguí conciliar
sueño profundo que solo ha sido interrumpido esta mañana por el movimiento en
la calle de las terrazas comenzando a abrir para servir café y desayuno. Todo
parece indicar que el cuerpo se ha recuperado del cansancio de la larga jornada
de ayer y me voy preparando anímicamente para afrontar una etapa que, en
principio me llevaría hasta Ontón o a Castro Urdiales después de rodar 65 u 81
km dependiendo de donde decidiera parar.
Tomo café en el
mismo bar donde cené anoche y emprendo camino a las 09:00 buscando la BI-635 y
luego la BI-2121 con la finalidad de poder pedalear sobre piso cómodo. La
compensación, no tan positiva en este caso, es que hay cierto volumen de tráfico
al ser lunes por lo que hay que extremar la precaución si bien es cierto que el
arcén (hombrillo) es relativamente ancho.
Me paso sin darme cuenta el desvío de carretera y continúo por la
BI-635. Pronto comienzan las cuestas, los sube y baja aunque en esta ocasión el
piso permite pedalear y no empujar la bici. Sin embargo, comienzo a sentir que
las piernas no van del todo bien. Hace calor, mucha humedad, transpiración
elevada y eso hace consumir con rapidez el líquido de los bidones teniendo que
parar a recargar en un bar en Autzagana aproximadamente a los 15 km. Las
pulsaciones van bien pero las piernas no. Unos kilómetros después comienza
descenso hacia Amorebieta que da un poco de ánimo aunque duraría poco. El
trayecto hasta Bilbao transcurre todo por carretera, a ratos pendientes relativamente suaves pero
sin ser capaz de poner un ritmo decente.
Sigo los carteles
indicativos que me llevan hasta la zona del museo Guggenheim cruzando sobre la
Ria del Nervión o Ria de Bilbao, como mejor se prefiera, por el Puente de la
Salve, ese bonito puente atirantado con su arco color rojo intenso que da gran
contraste a la zona. Paro finalmente en la plazoleta que está delante de la
entrada principal del Guggenheim donde un banco de madera sirve tanto para
recostar la bici como para sentarme un rato contemplando la escena. El famoso
gato vegetal, el museo, el puente, las escalinatas que bajan hacia el paseo
junto a la ría. Un refrescante y relajante escena que me hace olvidar por unos
minutos el cansancio y las molestias de las piernas.
Entro al amplio
centro de información que se encuentra justo frente a mi para averiguar tanto
la continuación de la ruta del camino como la ubicación del albergue. El
trayecto desde el banco hasta la mesa de información se me hace duro. Las
piernas parecen dos troncos macizos carentes de mucha flexibilidad. Subir y/o
bajar un par de escalones me hace recordar las sensaciones luego de terminar el
Maratón de Nueva York 1987. Recibo gentilmente la información solicitada y
regreso a sentarme en el banco, beber un poco de líquido que aún hay en los
bidones y contemplar el lugar. Era la 1:00 pm, aún quedaban 30 km hasta Ontón o
45 hasta Castro Urdiales. En principio distancias asequibles con lo que quedaba
del día. Luego de consultar nuevamente el Wikiloc y el libro tomo la nada
agradable decisión de parar en Bilbao y dar por concluido el paseo. Para una
persona acostumbrada a cumplir todos los retos planteados y que en casi 40 años
de actividad deportiva solo había abandonado 2 pruebas (Un triatlón ½ Ironman
en la Isla de Margarita por caída y una travesía a nado de los ríos Orinoco y
Caroní agotado por nadar contra una corriente de 9 nudos) era un sinsabor, un
trago amargo de saborear, sensación de decepción.
Pensaba en el
recorrido del Camino de Santiago Francés hace 2 años que hice sin demasiados
inconvenientes pero no tiene punto de comparación posible. Aún cuando tienen
similar desnivel positivo, los caminos de Francés están en mucho mejor estado que
los del Norte y no hay tanto sube y baja constante. Hasta hoy ya llevaba 3500
mt de desnivel positivo acumulado en apenas 170 km. Faltaban aún 700 km y otros
9000 mts de desnivel por cubrir y en esas condiciones iba a ser mas sufrimiento
que entretenimiento. Y no era la idea. El rodaje previo que había hecho para
preparar este trayecto, tanto en km como tiempo de rodaje, realmente no tenía nada que ver con lo
encontrado. Difícil decisión pero finalmente la tomo. Pongo rumbo al albergue
según las indicaciones recibidas. El recorrido pasa frente a la estación de
autobuses de Bilbao y luego llega una cuesta de mas o menos 1,5 km con inicio
superior al 12% que termina de comerme la moral. Las piernas no pueden pedalear
ni con el piñón mas grande por lo que termino el trayecto empujando la bici
cuesta arriba hasta el albergue. Desde arriba de ve la ría, el museo marítimo,
el Guggenheim, el Puente de la Salve, la torre de Iberdrola y el imponente
nuevo estadio San Mamés.
El albergue esta
fenomenal, amplio, con una cancha de futbol sala para los chavales de la zona,
con unas vistas de la ciudad maravillosas y una atención inmejorable por parte
de los hospitaleros. Toca desmontar todo de la bici, ubicarme en la cama
asignada, ducha y comer, ya el cuerpo lo pide. A continuación comienzo a
averiguar como enviar la bici a casa ya que desde Bilbao no hay tren que
permita acceso de bicis como “pasajero”. Al bajar a la planta inferior del
albergue a colgar la ropa lavada “tropiezo” con una caja para bicicleta de Seur.
Fue de una persona que envió su bici desde Galicia a este albergue para iniciar
desde ahí su Camino de Santiago. Consulto con los del albergue y me dicen que
puedo utilizarla, que para ellos mejor pues no sabían que uso darle.
Maravillosa coincidencia. Finalmente consigo contactar con servicio de envío,
habida cuenta de que tenía la caja donde enviarla por lo que solamente me
faltaba gestionar mi regreso a Madrid.
La noche concluye con una deliciosa cena preparada de manera conjunta
por varios de los peregrinos alojados en este albergue, unas “Patatas a la riojana”
que estaban muy buenas y acompañadas de una variada ensalada. A las 22:00 todos
durmiendo.
Dia 4 paseo por Bilbao y retorno a casa
Aún cuando para mi
sería día sin prisas también me tuve que levantar temprano, como todos. El
albergue cierra de las 08:00 a las 15:00 hora en la que abren para recibir a
los próximos peregrinos. Así que rápidamente a dejar todo acomodado y metido
dentro de la caja de la bici. Solo faltaba cinta de embalaje y dejar que al día
siguiente fueran a recogerla los transportistas. Un alegre desayuno de café y
tostada compartiendo con el resto de los peregrinos. Unos daban por terminada
su travesía a pie en Bilbao (así lo tenían programado) y otros continuaban. Relatos,
comentarios y lo mejores deseos entre todos marcan la despedida con el lema de
BUEN CAMINO para quienes continuaban.
Me tocaba bajar a
la ciudad a gestionar el billete de bus y aprovechar de pasear un poco por la
ciudad. En lugar de bajar por la cuesta que tocó subir ayer, utilizo un “atajo”
recomendado por el hospitalero, unas escalinatas que llevan hasta el comienzo
de la cuesta y muy cerca de la estación de autobuses. El día comenzó gris y
lluvioso, leve pero lluvia al fin. Consigo billete para las 18:00 y sigo camino
del centro cámara al hombro. Lo primero fue localizar una librería – papelería para
comprar la cinta de embalaje y ya luego tiempo para lo que quisiera. Una opción
era ver exposición en el Guggenheim. Sin embargo, el cuerpo y la mente me
pedían aire libre, pasear a ver que otras posibilidades me ofrecía la ciudad.
El ojo y el dedo índice comienzan a divertirse junto con la cámara. Utilizo el
plano indicativo que me habían dado ayer para buscar sitios de interés y tratando
de que fueran en dirección hacia el albergue ya que debía subir de nuevo a
completar el embalaje de la bici.
Recorro un parque
en la vía al museo de Bellas Artes, que no conocía, y paso un rato disfrutando
del verdor del césped, de unas señoras mayores ejercitándose en unos bancos con
pedales, que se ven mucho en las ciudades y/o pueblos, protegidas de la lluvia
con sus paraguas. Luego con unos patos, Cisnes y Pavos Reales hasta llegar al
museo que, desafortunadamente, estaba cerrado por ser martes. Sigo andando y
llego hasta el Mueso Marítimo, una instalación que tiene una parte al aire
libre y otra en salas interiores. Sorpresa cuando en el interior me dicen que a
partir del 1 de Septiembre los días martes es entrada libre, o sea, desde ese
día. Genial. La exposición interior es
bien interesante, especialmente una que terminaba ese dia y de título
MONSERRAT. La exposición narra la hazaña de 9 hombres que huyen de la posguerra
española en un balandro construido a tal efecto y que se lanzan dirección
México en Julio de 1950. Dejo el enlace a esa exposición para quien le
interese.
http://www.museomaritimobilbao.eus/mmrb/web/exposiciones/exposicionesficha.asp?cod=B64771F0-FF5F-4274-AA43-5F79747C429B&IdExposicion=292BF5C4-BFB7-4921-87FF-E33A3566D118&IdIdioma=C
Luego de comer
emprendo el ascenso de los 330 escalones hacia el albergue, subida que voy
haciendo con calma pues la musculatura de las piernas esta tocada. Dosificando
esfuerzo se hace sin mayor dificultad. Una vez arriba, termino de dejar el embalaje
listo, me despido de los amables hospitaleros y de vuelta hacia abajo. Una
nueva ojeada a la preciosa vista que a esta hora, las 16:30 es mejor que la de
la mañana, mas luminosa pues cesó la lluvia y el sol resplandece a ratos entre
las nubes. Directo a la estación de
autobuses para retornar a la capital con el aliciente de haber podido presenciar
un atardecer muy bonito desde la ventanilla del bus.
Hasta la próxima!!
Maravilloso, Espectacular fotografía, interesante tu "odisea" , como siempre: placer leerte.
ResponderEliminarPrecioso todo. Las metas no se incumplen, se modifican. Fuiste, viste y venciste.
ResponderEliminar