domingo, 29 de septiembre de 2013

Camino de Santiago 2013 - Etapa 0


En este momento sí puedo afirmar estar en la etapa 0 de una nueva aventura, es decir, la de los preparativos finales de esta andanza. Tras solventar diversas complicaciones desde el día lunes, ya hace un rato ha quedado todo resuelto y tengo casi todo listo. Inicialmente viajaba hoy jueves 22,  pero finalmente lo haré mañana viernes 23 de agosto. 

La nueva aventura es el Camino de Santiago en bicicleta. Sabido es que me gustan las aventuras, me gusta la bici y disfruté ya en dos ocasiones de distintos senderos de ese camino. Sin embargo, conjuntarlo todo y recorrer el camino en bici es todo un reto. Conocía la experiencia de amigos pero más recientemente por mi sobrina ya que hace unos años lo transitó desde León hasta Santiago de Compostela. 

Pero empecemos con las anécdotas de los preparativos. En cuanto se me paseó la idea por la mente tuve el dilema de la bici, ya que la mía es de carretera y se requiere de una montañera. Entonces le pregunté a mi sobrina Carolina qué tal estaba la suya y me dijo que la revisaría, pues estaba casi "arrumada" y con poco uso. Mientras conversábamos me entero de que la bici perteneció a su primo Michel, con lo cual tiene sus añitos la susodicha (mas de 20), además de que no tiene suspensión delantera, amortiguación tan habitual en las bicis de montaña hoy día. Pero lo importante es que es una bici, tiene dos ruedas, sus cambios y en un tamaño que se ajusta al mío. El resto, la determinación, el esfuerzo y las piernas lo pondría yo.

Tras el detallazo de Carolina de traérmela a casa en coche (incluidas las alforjas para el equipaje), procedí a revisarla y al día siguiente salí en ella a ver qué tal me sentía. Menuda paliza: sin amortiguación, toda la vibración de piedras y pedruscos, huecos, baches, etc., la reciben las manos y estas la transmiten a los brazos y el resto del cuerpo sin nada que amortigüe. Pero entre pitos y flautas, 42 km resultaron bien para las piernas. Tras buscarle solución a las vibraciones (forros de goma espuma en el manubrio) y a las manos adoloridas (un segundo par de guantes con protecciones de gel en puntos decisivos de la palma), seguí saliendo otros días para continuar proceso de adaptación. Así, tras el fin de semana con dos jornadas de 41 y 59 km, las sensaciones parecían ir mejorando. 

Empiezo a darle un poco más de forma al proyecto, llevo la bici a una revisión general y ajustes para tenerla más a punto. 

Paralelamente sigo las averiguaciones de transportes hasta San Juan Pie de Puerto desde Madrid (tren y bus). En este apartado comienzan las dudas y las incertidumbres. En bus se puede transportar la bici, pero hay que medio desarmarla y meterla en fundas de equipaje... Vamos, como si viajase en avión. En Renfe recientemente cambiaron la normativa, y en la web también indican que hay que enfundarlas, o que hay trenes donde NO se puede llevar una bici (AVE, Alvia y similares). Afortunadamente, tengo mi funda viajera de bici, pero no deja de ser un incordio el proceso de meterla dentro, cargarla y llevar también las alforjas, tanto para ir a la estación de tren o autobús, o en los trasbordos. Pero lo más complicado era pensar en que durante el camino, además de las mochilas, herramientas, saco de dormir, etc. etc. etc.,  tendría que cargar con el bolso de la funda porta bici que pesa 2,5 kg... Todo, porque para el regreso me pasaría lo mismo.  

El día martes empieza mal pero se termina convirtiendo en un buen día. Por la mañana salgo en la bici a dar una vuelta de verificación y tonificación pero a los 2,5 km... ¡plassssss!, se parte la cadena de la bici. Afortunadamente, estaba en el comienzo del camino montañoso entre Valdemoro y San Martin de la Vega. No queda otra que retornar lo rodado caminando e irme directo a un taller-tienda de bicis. El dueño me recibe y me indica que tiene otros trabajos por delante, que se la deje y él me llamaría para decirme cuándo estaría lista. Además de cambiar la cadena, debía verificar y ajustar los cambios. Sobre las 13:30 me llama porque hay un problema con los cambios y los platos, y que antes de proceder tengo que ir a verla y decidir qué hacer. Por la cabeza se me comienza a pasar la opción de que se cayera el paseo, pero me voy caminando tranquilamente hasta el taller y una vez allí, el hombre me explica el estado en que están unos dientes de los platos y los cambios (un poco duros), pero que tampoco son algo imprescindible; que la bici (con cadena nueva) puede perfectamente hacer el viaje. Total, es ella la que se tiene que desgastar... jajaja. Así que bici acomodada y un asunto menos a resolver.

A final de la tarde me encamino a la calle Carretas para buscar la credencial de peregrino, requisito indispensable durante el camino. De allí hasta Atocha y me dirijo a la oficina de RENFE a preguntar por el transporte de bicis (como quien no sabe nada). Efectivamente, me hablan de la normativa vigente, de que el Alvia a Hendaia no permite bicis, pero me asoman la opción del tren regional (Intercity) que, si bien demora más, sí permite bicis a bordo, previo pago del ciclo pasaje de 3 euros. Buena noticia esa. El tren llega a Irún, pero de Irún a Hendaia, según el informante, hay 5 minutos (o cruzar el puente sobre el rio). En Hendaia, tren a Bayona y otro de Bayona a San Juan Pie de Puerto. Finalmente ayer, 21, hice la reserva de tren a Irún y esta mañana la he completado con el de Hendaia a Bayona. Haré noche en Bayona en casa de unos grandes amigos de mi madre y a la mañna siguiente, el sábado 24 tomaré el tren de Bayona a SJPDP e iniciar el camino el mismo día.

Veremos lo que me depara esta aventura.

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