domingo, 29 de septiembre de 2013

Septiembre - dos visiones de un camino


El Camino de Santiago tiene diferentes vertientes, múltiples puntos de salida que convergen al final en Santiago de Compostela. Me aventuro a decir que comienza donde uno quiere que comience y que si bien el destino final original sea Santiago, la peregrinación llega hasta donde el peregrino quiera, pueda o desee. ¿Las motivaciones? Tantas como peregrinos que lo recorren pasando por las religiosas, sociales, culturales, deportivas, entretenimientos, etc. Unos estaremos más de acuerdo o en sintonía con unas y otros con otras, pero todas valederas y respetables con la implicación que el peregrino ha de tener durante el camino y con todo lo que rodea la peregrinación.

Fundamentalmente la peregrinación es personal. Por ello en ocasiones se ven personas andando consigo mismo, con su motivación intacta y la determinación de ir dia a dia cubriendo los trayectos que se ha propuesto. Lo más frecuente es encontrar a los peregrinos andando, con sus mochilas a la espalda, utilizando sus bastones o teniéndolos a mano para aquellos momentos de mayor exigencia o facilitar el caminar. Se ven muchos grupos andando, algunos formados de origen, otros se van formando con el transcurrir de los kilómetros. También se ve mucha gente andando sola, bien porque está haciendo su peregrinación en solitario o circunstancialmente va sola en ese momento aunque va con un grupo.

He estado 3 veces por los senderos del Camino Francés, ese que sale desde San Juan Pie de Puerto (SJPDP) en Francia y termina en Santiago de Compostela. En 2 de esas ocasiones he hecho tramos andando, St. Jean - Burgos (2009) y León - Santiago (2007). En las 3 veces ha coincidido el mes de Septiembre (2007, 2009 y 2013). Recientemente he terminado de hacer el recorrido completo en bicicleta (11 etapas) y es bien diferente a realizarlo andando a pesar de que va transcurriendo básicamente por los mismos senderos y atravesando las mismas poblaciones. Cada una de las modalidades (a pie o en bici) tiene sus ventajas y desventajas por decirlo de alguna manera. Es obvio que el tiempo de duración del recorrido completo en bici es  inferior al de hacerlo andando pero tambien requiere, para ello, una preparación mínima adecuada para saber "sufrir" sobre la bici.
 
Para hacerlo andando, con más razón, hay que tener una preparación básica, acostumbrarse a caminar lapsos de hasta 2 horas continuas pues en El Camino las etapas suelen ser mínimo 5 a 6 horas diarias con varias paradas intercaladas, bien para descansar, bien para meditar, sacar fotos, tomar o comer algo o visitar algo en particular en alguna ciudad, pueblo o aldea..Es importante tener las zapatillas o las botas ya "adiestradas" y adaptadas al pie para minimizar la formación de ampollas por rozaduras interiores. Las ampollas también se pueden producir si el pié va algo suelto dentro del calzado, deslizando y rozando con el calcetín mientras se transita por zonas pedregosas o con tierra suelta. Por ello utilizar un poco de vaselina ayuda a evitar esas rozaduras.

De igual manera hay una preparación mental que hay que hacer para esas largas caminatas, solas o acompañado, donde el tiempo puede ser excelente o puede ser agobiante, los senderos pueden estar secos o mojados porque nos ha tocado una etapa de lluvia, o de niebla, o de frío, o mezclas de climatología que requieren que estemos preparados para soportarlo y llevarlo tranquilamente como parte de la experiencia. Si bien se puede consultar la meteorología, siempre es bueno tener la previsión de llevar impermeables aunque en ocasiones no salga nunca de la mochila porque pueda hecer buen tiempo todo el recorrido previsto, como me sucedió en 2007. En 2009, solamente la penúltima etapa tuvimos algo de agua que justificó la aparición del chubasquero o la capa para agua.

En las ocasiones que lo hice andando, los primeros días suele costar un poco el terminar de adaptarse a llevar el peso de la mochila tantos kilómetros al día, luego se va acostumbrando el cuerpo a ello y se va haciendo más llevadero al punto de sentirme más cómodo e incluso ir a paso un poco más rápido. En 2007 hice acompañado las primeras 6 etapas, a partir de la 7ma continué en solitario pues tenía una programación previa que quería cumplir. En la etapa 4, bajando hacia Molinaseca desde Manjarín el camino es muy resbaladizo por las piedras sueltas y arenisca existente. En algún resbalón sentí un pequeño tirón en el tobillo que ameritó comprar una tobillera en Molinaseca para dar más firmeza a la zona. Terminando la etapa 9 la molestia del tobillo había ido a más y consulté a un médico cerca de Palas de Rei que literalmente me dijo: "Aunque se lo que me vas a contestar, lo ideal sería descansar el tobillo unos días. La decisión es tuya". Estaba a 68 km de Santiago (2 días andando) por lo que hice vendajes autodidactas incluyendo algodón para amortiguar con las pisadas, antiinflamatorios, adaptar la pisada a una postura indolora y a proseguir el camino. No tenía pensado abandonar el proyecto sin concluirlo y la molestia no era del todo incapacitante. Y debo decir que una vez que me ponía en marcha se me olvidaban las molestias hasta que llegaba a destino y me quitaba las botas. Una vez llegado a casa 3 días después ya a darle cuidados al pie. En esos días dificiles la parte mental y la motivación jugaron papel relevante para continuar "como si nada".

En este 2013 decidí hacerlo en bici como un reto personal. Me gusta salir en bici pero no suelo hacerlo en bici de montaña sino en la que tengo que es de carretera (y tiene mas de 20 años conmigo). Tuve que pedir una prestada a mi sobrina que, al ser ella más o menos de mi estatura el cuadro se me adaptaba bien. El reto fue grande ya que la bici es de hace mas de 20 años cuando aún no tenían suspensión (amortiguación) y por lo tanto toda la vibración de los caminos empedrados, o al paso por los baches, surcos o canales lo absorbían las manos, muñecas y antebrazos. Ello ameritó colocar unas protecciones de goma espuma en el manillar y utilizar 2 pares de guantes con acolchado de gel a fin de minimizar los efectos vibratorios. Si bien no tuve el sufrimiento en los pies al andar si que lo tuve en las manos y antebrazos. Pero el trabajo mental, la serenidad y el buen criterio ayudaron a ir solventando esa situación día a día sin que se convirtiera en una mortificación, simplemente adaptarme a ello y seguir adelante en el proyecto previsto y alcanzar la meta. Hubo días que rode por carretera (pues transcurria casi paralelo al camino) para descansar las manos del efecto vibratorio de los senderos. A la larga fue una decisióon acertada que pemitió disfrutar mucho todos los recorridos.

En lo que sí coincide el hacer El Camino de Santiago a pie o en bici es que me sumergí (en las 3 ocasiones) en una realidad diaria diferente a la del resto del año. Es cierto que pasé por ciudades grandes, medianas, también por pueblos, aldeas y caseríos. Pero la actitud durante esos días era diferente, valoro más la fraternidad, la solidaridad, el disfrute de lo que cada día trae consigo, el vivir a un ritmo mucho menos vertiginoso que el del mundo globalizado y que, sin embargo, actuando así todo fluye, todo se logra, todo se consigue. Y disfruto mucho compartiendo mis experiencias "con el mundo" pues sé que es una nota refrescante que ayuda a diluir el stress y las dificultades del día a dia. Y solo imaginar que logro hacer sonreír o brindar un instante de alegría o relax a alguien me produce gran satisfacción.

Este camino traía para mí la motivación de quitarme las dudas e incertidumbres de ser capaz de transitar por zonas que, por haberlas recorrido a pie, sabía que eran de mucha exigencia para los ciclistas. Siempre he sido un ciclista "promedio", seguidor de pruebas ciclistas y de triatlón pero no soy de los alumnos aventajados. Me exijo en la medida de disfrutar el esfuerzo que voy haciendo sin pensar en lo que hace los demás, aunque sirve de aliciente para entrenar y buscar mejorar en lo que se pueda, pero manteniendo al premisa de disfrutar ante todo. Sabía que existían en el camino 4 puntos de mucha exigencia y sentía la necesidad de probarme a mi mismo que era capaz de lograrlo. Y me reconozco satisfecho porque, salvo la primera etapa, en todas las demás nunca hubo un ápice de duda sobre cómo afrontar cada tramo. Esa primera etapa entre San Juan Pie de Puerto y Roncesvalles es MUY DURA (aunque hay otra vertiente aparentemente más suave pero que no la conozco) y requirió sacar todas las APTITUDES personales (no solo las físicas) para ir avanzando sin importar si iba lento o muy lento, o incluso caminando y empujando la bici en algún tramo. Y pensar que se sufría desde el comienzo y que por delante quedaban más de 750 km requería apelar a la serenidad, paciencia, constancia planteando metas muy cortas dentro de cada etapa que, al irlas cumpliendo generaban satisfacción, reforzaban el ánimo y la motivación para seguir adelante.
 
 
El Camino de Santiago no es una competición, ni siquiera con uno mismo. Si diría que es una prueba personal de cada quien. Lo fundamental es la constancia y la perseverancia en el logro del objetivo propuesto en un entorno muy diferente al del día a día. Es un camino que pone a prueba las capacidades y los valores de uno como persona y, quizás, solo después de haberlo terminado se es más consciente de lo realizado. Es una escuela y un aprendizaje que merece la pena vivir y experimentar.

En las entregas siguientes podrán leer relatos de cada una de las etapas de mi Camino de Santiago 2013 que espero les sea de utilidad.

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